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18/12/2020 11:02:28
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Curiosidades en el mundo Compralimpieza
Las labores de limpieza son infinitas y, en ocasiones, interminables. Existen tantas tareas como productos de limpieza. Gracias a esta variedad, podremos limpiar cada espacio y superficie de forma adecuada. Entre todos los productos de limpieza, existen dos que son básicos y que no suelen faltar ni en casa ni en los carritos de limpieza. Hablamos de la lejía y del amoniaco. Se tratan de dos limpiadores perfectos tanto para: hogar, oficinas, gimnasios, comercios, empresas, comunidades de vecinos… Eso sí, a la hora de usarlos se debe tener mucho cuidado. Y no solo en el uso, sino también a la hora de mantenerlos.
Comencemos por el amoniaco o también llamado hidróxido de amonio. Se trata de un producto incoloro que desprende un olor fuerte y penetrante, por lo que habrá que tener cuidado para no intoxicarse. Se debe usar en pequeñas cantidades. De lo contrario, puede provocar irritaciones o ser tóxico. Por otro lado, tenemos la lejía o también llamada hipoclorito sódico. Al igual que el amoniaco, es incoloro y tiene un olor muy característico y peculiar. Es un olor que se identifica claramente.
Desde compralimpieza.com os vamos a explicar las principales características de la lejía y del amoniaco, dos de los productos de limpieza más usados. De esta manera, harás un uso correcto y seguro de ellos.
Te advertimos de lo peligroso que puede ser mezclar ambos productos. Jamás los mezcles a la hora de limpiar. Úsalos por separado, pero nunca juntos. Esto se debe porque provoca una reacción en forma de gas tóxico que resulta muy perjudicial para la salud hasta el punto de provocar la muerte.
En cuanto al uso, el amoniaco funciona como desengrasante. Es efectivo a la hora de eliminar las manchas. Se suele usar para limpiar azulejos, baldosas, cristales, filtros de campanas extractoras… En especial se usa para la limpieza de la cocina por su poder a la hora de eliminar la grasa. También se puede usar para eliminar manchas de sangre o de zumo, limpiar alfombras y tapicerías o eliminar las huellas de los muebles, por ejemplo. Asimismo, se usa para lavar tanto los peines como los accesorios del pelo en caso de piojos. A la hora de usar el amoniaco, recuerda diluirlo en agua.
Por otro lado, la lejía actúa como desinfectante y bactericida. También tiene un alto poder blanqueador, por lo que habrá que tener cuidado de no usarlo con ropa de color ni en determinados materiales. Ten cuidado con la cantidad que usas en la ropa. Cuanta mayor concentración de lejía, mayor probabilidad de que las prendas adquieran un tono amarillo. La lejía también se usa para desinfectar cualquier tipo de bacterias y gérmenes. El lugar donde más se utiliza es el baño. Por tanto, está recomendado para limpiar inodoros, bañeras, lavabos, duchas, suelos… Úsalo para blanquear tejidos.
Para finalizar, el amoniaco no se puede usar en superficies enceradas ni barnizadas.
En el caso de la lejía, no se debe utilizar en piezas metálicas ni cromadas ya que pueden acabar oxidadas.
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